Desde su descubrimiento hace casi 30 años, el Tyrolean Iceman ha estado ayudando a los investigadores a armar el antiguo rompecabezas de la civilización humana. Ahora, una extensa revisión de los estudios de «Ötzi» indica que la momia glacial más antigua del mundo podría haber pertenecido a una antigua sociedad con un sofisticado sistema de atención médica. El artículo se publica en el International Journal of Paleopathology.
Podría decirse que el cadáver humano más estudiado del mundo, Ötzi, fue descubierto en los Alpes Ötztal en Italia en 1991 a una altura de 3.210 metros. El antiguo hombre de la montaña vivió hace más de 5.000 años durante la Edad del Cobre, un período de tiempo marcado por los cambios sociales. Durante este tiempo, la extracción de metales y la fundición ayudaron a que surgieran nuevas tecnologías que a su vez condujeron a un comercio más fuerte y al surgimiento de grupos sociales.
No es ningún secreto que la salud de Ötzi estaba fallando. Sus dientes se estaban pudriendo, tenía artritis en las articulaciones, parásitos en los intestinos y piedras en la vesícula biliar. También era intolerante a la lactosa y tenía predisposición genética a varias enfermedades, por no mencionar la herida grave en la mano y la flecha en el hombro, lo que probablemente causó su muerte de un shock hemorrágico rápido.
Lo que ha sido más elusivo para los científicos es cómo, o si, las personas durante este tiempo trataron tales dolencias. Para averiguarlo, los investigadores analizaron la variedad de herramientas y hierbas que se encontraron cerca de la momia de ojos marrones y cómo esos, junto con docenas de tatuajes tallados en su cuerpo, podrían haberle tratado muchas enfermedades.
Desde su descubrimiento, los investigadores han debatido si los 61 tatuajes del hombre de hielo eran decorativos o terapéuticos, según esta revisión para este último. Nueve de los 19 grupos categorizados están ubicados «cerca o exactamente en el área de los puntos de acupuntura tradicionales», como los meridianos tradicionales o sobre los órganos y articulaciones. Su forma geométrica simple sugiere que probablemente se usaron para tratar el dolor lumbar, la enfermedad degenerativa de las articulaciones y otros dolores y molestias de los cuales Ötzi, de 40 a 50 años, podría haber sufrido.
Los autores señalan que no existe evidencia arqueológica de la presencia de tatuajes durante este período de tiempo, por lo que no se pueden extraer conclusiones acerca de si se trató de una práctica común o de «cuán generalizado era el conocimiento de la aplicación y el uso potencial para el tratamiento del dolor en Europa». Si los tatuajes son terapéuticos, serían anteriores a la primera acupuntura china e implicarían un enfoque «dedicado y sistemático» para mantener y transmitir el conocimiento de los tratamientos medicinales.
Las muestras tomadas del tracto digestivo de la momia nos muestran lo que comió antes de morir. Junto con las carnes grasas y las plantas domesticadas, Ötzi tenía varias hierbas y plantas medicinales en el estómago, como una especie de helecho tóxico llamado helecho, que podría haberse utilizado para matar el número de huevos parasitarios que se encuentran en sus intestinos. Polypore de abedul, que tiene propiedades antiinflamatorias y antibióticas, se encontró atado a una banda de cuero, lo que sugiere que llevó estas hierbas y otras con él para automedicarse.
Varias herramientas y ropa hechas de piel y cuero se encontraron cerca, todas ellas son indicativas de una sociedad avanzada con un sistema de aprendizaje compartido.
«Esta imagen de una forma de operación ordenada, calificada y estratégica pone [la] provisión de atención en perspectiva», concluyen los autores.
El estudio científico ha sido publicado en International Journal of Paleopathology.