Arqueólogos del Centro Polaco de Arqueología Mediterránea de la Universidad de Varsovia descubrieron el fondo de una antigua tumba de roca egipcia los restos de 10 cocodrilos momificados. Esta es la primera vez que restos de estos reptiles son encontrados dentro de tumbas humanas.
Aunque animales momificados, incluidos ibis, gatos y babuinos, son hallados relativamente comunes en las tumbas egipcias, la forma de preservación de los cocodrilos llamó la atención de los arqueólogos.
Cocodrilos de 2.500 años de antigüedad
Conservadas hace unos 2.500 años, estas momias son todas de cocodrilos adultos, probablemente de dos especies diferentes. Fueron descubiertos cinco cráneos individuales y cinco esqueletos parciales, de 1,8 y 3,5 metros de largo, que datan de alrededor del siglo V a. C.
Los restos fueron desenterrados recientemente de una tumba en Qubbat Al-Hawa en la orilla oeste del río Nilo, cerca la ciudad de Asuán, donde probablemente se honró a Sobek, una deidad de la fertilidad adorada en el antiguo Egipto.
Junto a los animales, fueron encontrados otros restos arqueológicos dejados por investigadores estadounidenses, en 1922, en un «enorme basurero de escombros». Parecían provenir de las ceremonias funerarias de dos altos funcionarios, hace 4.000 años, en el período del Reino Medio, lo que indica la alta posición de los difuntos.
A menudo, las momias de animales y humanos se encuentran envueltas en vendas de lino aseguradas con resina, por ello, los científicos usan técnicas como tomografías computarizadas o rayos X para ver a través del material. Los cocodrilos de Qubbat Al-Hawa no contenían resina, y los únicos fragmentos de lino presentes habían sido devorados casi por completo por los insectos, lo que permitió a los investigadores estudiar las momias en el sitio de excavación.
Los cocodrilos han jugado un papel importante en la cultura egipcia durante miles de años. Además de estar vinculado a una deidad, era una fuente de alimento, y ciertas partes del animal, como su grasa, se usaban como medicina para tratar dolores corporales, rigidez e incluso la calvicie.
El hallazgo fue publicado en PLOS ONE.